Pablo Gargallo es enorme, es gigantesco, aunque sus obras sean pequeñas-algunas-.
Creativo fabuloso, vacía los volúmenes dando a sus esculturas un aspecto simbólico, sintético.
Tiene una fuerza hercúlea, una expresividad tectónica.
Los gritos de su Gran Profeta se oyen hasta en los confines del Mundo, sus caballos, como éste, trotan por la eclíptica y les corre el aire entre las crines y los cascos.
Una verdadera experiencia espiritual.
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