Por eso no se comban al transpasar puertas desproporcionadas.
Nadie es capaz de urdir vericuetos tan dimensionales, a no ser que te saludes efusivamente con Quirico. No suelo repetir artistas, pero Argente, me suena a la "manera" de Quirico.
Jamás me pregunteis la razón.
La razón es terrible.
Cosas banales encierran mensajes de una gran ferocidad. Y la ferocidad es ese desgarro sobre la piel de paquidermo que todos tenemos. Ese desgarro, deja translucir alma y espíritu.
Argente, que tiene de surrealista bastante poco, me ha evocado a Quirico. Esto es un milagro, no sé si formal o funcional, pero un milagro.
Ya sé, menos llamativo que el de los panes y los peces pero milagro al fin y al cabo, en la mente de coleoptero que me asiste.
Nihil obstat.
No hay comentarios:
Publicar un comentario