Los poemas perdieron sus palabras.
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Han caído, como dientes cariados,
en agujeros negros, sórdidas rutinas,
fallas tectónicas.
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Las palabras murieron ahogadas
en dósis letales de sonoridad,
se han convertido en fantásmas en el aire,
aves volatizadas,
despedazadas sílabas muertas.
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El poeta es mímico y malabarista de lenguas
que ya nadie puede escuchar.
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El arte se volvió en álgebra invisible
en estos días de solombra.
No hay más invención ni proyecto;
sonríe la estética de la midia
sob el cielo de acetato.
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El tiempo fue expurgado
de cualquier temporalidad,
y alguien ha hurtado lo real
y sus márgenes de sueños:
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Nadamos en charcos de lama y plástico
en la ciudad sin metáforas.
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Quizá ahora, que no hay más poemas,
podamos escribir un poema imposible.
3 comentarios:
Aún hay sitio para el poema, y para las palabras. Sólo con ver tus letras se sabe.
Creo que a pesar de tanto ruido, de tanto asfalto, tanto humo, y tanta prisa, los seres sensibles siempre estarán creando belleza, aunque sea con diferentes materiales. La prueba está en esta poesía.
¿Escribirías el poema imposible?
Es un placer cuando pones poesias.
Esta bien, pondré poemas. ¡Jo!
El "Poema Imposible"...No se si sabré...
Seguro que sí sabes.
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