viernes, 30 de noviembre de 2007

Jenaro Argente. Paisaje con escalera.

Los habitantes de "este" mundo tienen forma de maniquí.
Por eso no se comban al transpasar puertas desproporcionadas.
Nadie es capaz de urdir vericuetos tan dimensionales, a no ser que te saludes efusivamente con Quirico. No suelo repetir artistas, pero Argente, me suena a la "manera" de Quirico.
Jamás me pregunteis la razón.
La razón es terrible.
Cosas banales encierran mensajes de una gran ferocidad. Y la ferocidad es ese desgarro sobre la piel de paquidermo que todos tenemos. Ese desgarro, deja translucir alma y espíritu.
Argente, que tiene de surrealista bastante poco, me ha evocado a Quirico. Esto es un milagro, no sé si formal o funcional, pero un milagro.
Ya sé, menos llamativo que el de los panes y los peces pero milagro al fin y al cabo, en la mente de coleoptero que me asiste.
Nihil obstat.

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