martes, 18 de marzo de 2008

Para los traidores. Antonio Terán Pando.


Casi sin aliento, Juan Mortifer, llegó a su casa. Un lugar tenebroso, donde junto con restos humanos disecados se apilaban centenares de barajas, mazos de cartas de toda procedencia y estilo.
Recuperó el resuello. Se recostó en un sofá que parecía tener vida propia y bebió orines.

Al cabo de un rato de cavilar, se levantó y recorrió el mínimo pasillo que le separaba de una habitación al fondo de la casa.
Con un llavín de metal refulgente, abrió la puerta pintada de azul turquesa.

Del interior brotó un lamento y de la bruma color chocolate, surgió una mujer desnuda.
Sobrada en carnes, no había perdido sus contornos femeninos y resultaba vagamente atractiva al tiempo que desasosegadora.

Mortifer, la llevó del brazo hasta la estancia principal , extrajo su miembro brutal y la sodomizó contra la pared.

Ella, después de experimentar una repentina hinchazón de su vientre, abrió las piernas y parió un ser que aún sin forma definida, parecía bien dispuesto y altamente agresivo.

No había dado dos pasos con sus zarpas glaucas, cuando Mortifer lo sujetó fuertemente entre sus manos y comenzando por la protuberancia cefálica lo devoró.

Encerró a la mujer de nuevo y abandonó su guarida. A su paso, desaforado, las plantas que la primavera rendía se marchitaban y centenares, quizas miles, de moscas iban en pos de su sórdida pero imponente figura.

Su destino: uno de los pueblos de la zona pantanosa. Su objetivo: difamar. Su recompensa: hálito sexual suficiente para engendrar más y más mentiras, eyaculando en la cloaca de su esclava muda.

Por que Juan Mortifer era sencillamente un sembrador de discordia, un disciplinado y probo traidor.
Un relictico hacedor de hedores.
En el fondo, un necesario vigilante-y verdugo- de las vanidades excesivas y la felicidad pasmosa.

Un guerrero. Un bálsamo. Un héroe.

4 comentarios:

Maga dijo...

¿Un héroe? Será por poco tiempo.

No me gustan los traidores.

Un saludo.

El Gato Lector dijo...

Hola maga: A mi me repugnan los traidores y tal es el sentido del anacoluto que escribo al final. Le llamo héroe o bálsamo, precisamente por representar todo lo contrario. En plena comunión con la tradición de León Bloy, el nominar con lo diametralmente opuesto es un ejercicio de cinismo sublime, y una licencia literaria. Una "boutade"...Me encanta verte por aqui.

Maga dijo...

Lo imaginé. Sabía que odiabas los traidores.

Gracias por encantarte, aunque imagino que no me conoces...

Me encanta estar contigo.

El Gato Lector dijo...

Claro que no te conozco. De eso se trata.