lunes, 28 de enero de 2008

John Collier. In the Venusberg Tannhäuser.(Para María de Torchiarolo)

Principessa (que no Contessina):
Se que no te escribo demasiado desde que dejamos abandonados los caballos en la necrópolis de Axum.
Aunque no me creas, los correos etiópicos -a los cuales he pagado importantes sumas- no deben haber cumplido su cometido con la diligencia que mereces.
Aún así no dudes que nada más llegar a El Cairo, contactaré con el vicecónsul Forlani, siguiendo tu recomendación y espero que esta vez mis mensajes lleguen a su destino, en Amalfi, donde espero que estés ya recuperada de las calamidades que nuestro viaje por la ruta del Arca de la Alianza nos deparó.
Por una parte me alegro que tengas recuperado tu bello color perláceo, que los rigores del camino al Tell-Abdl te hicieron perder.
Estabas bella con ese bronceado tan inusual en ti.
Leo con estupefacción tus comentarios acerca de la nueva "liesson" de Andrómeda con aquellos pescadores brutales, que tu bautizaste como "Severos Delfines".
Nunca pensé que la delicada jovencita fuera a entregarse a esos placeres tan...como diría...carnales.
Ya sabes que tomaré el vapor en Bengasi y llegaré a Ostia en tres semanas-horrores del cabotaje-.
Resérvame unos días, pues he de contarte muchas cosas.
Con mi admiración y mi cariño, intactos, recibe un abrazo de este Tannhäuser africano.
Tuyo.

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