Con tu piel erizada y tus uñas
me retas desde las tapias del cementerio esclarecido.
Naces del orín, pero tu verde altanero
es deslumbrante y sorpresivo.
Hierba de ciegos y de huesos doloridos,
alimento y castigo.
Jadeas bajo la lengua locomotriz de la babosa,
y acusas a la muchacha que entregó sus nalgas
por la tarde, el Viernes Santo.
Las avispas te temen y te envidian,
colección de dagas,alma de pincho.
Guardas un corazón de clorofila,
animoso y solidario,
bajo la túnica de Hercules, su castigo.
Fuego y remedio, bendita ortiga
que me llamas desde las tapias del cementerio,
y me haces dudar, ingrata, si es que estoy muerto.
5 comentarios:
La tengo terror. De cría me ortigué muchas veces...Sin entregar las nalgas.
No espanta tu aspecto tosco
ni sus hojas rugosas y aserradas.
No es tan mala como parece
esta planta pegada a caminos,
cercados o jardines,
ya que tiene numerosas virtudes.
Su picadura es rabiosa,
y mucho más si es la hermana menor.
Mas con un poco de cuidado o unos guantes
recogerla con la luna llena en Escorpio
y llevarla encima nos dará audacia y valor.
Bueno, cada una es cada una. El que "maga" no entregara las nalgas me deja mucho más tranquilo.
Que "isoba" las recolecte y las ponga en una faltriquera, ya me desasosiega más.
Veo que la botánica ha eclipsado a mi vocación poética...¡Y eso si que me pone de los nervios!
Gracias. Ya sebeis que todo es un gran y magnífico ejercicio de sentido del humor.
Un abrazo, participantes.
Imposible. No pienso igual. La botánica no ha logrado eclipsar tu vocación de poeta.
La poesía la has arrinconado. Todos tenemos momentos.
A mí me pueden las piedras y los piedros
¡Qué le voy a hacer! Siempre acaba saliendo algún meño a la superficie.
Qué mejor que unas gotas de humor para entonarnos.
Gracias a ti, por supuesto.
¡Pero si el texto es un poema mio!...¡Ay! ¡Que desolación!...Creo que cambiaré de estilo...¡Buscaré uno que "parezca" ...lírico!
Lloro, con lágrimas de cocodrilo y me hago más humilde.
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